Miro por la cerradura de la puerta del comedor: ruido, reflejos relucientes dorados, azules, amarillos y rojos. Mi ojo no capta casi nada. Ufff! Qué frío, con las prisas no he cogido las zapatillas. Mi cuerpo tembloroso, excitado e intrigado, deseando abrir aquella puerta. ¡Un año llevo esperando!
Mi cabeza hace recuento de los momentos dolorosos que he hecho pasar a mi padre, al profesor de mates, las quejas de mi madre porque no quiero ordenar la habitación, aquella diablura que le hice a David (mi mejor amigo)… no sé, no sé, quizás se acuerda de mí… si así fuera, un poco de razón no le faltaría… pero no creo.
¿Por qué no se hace de día todavía? Y yo helado, en la puerta compartiendo espacio con las sombras monstruosas que proyectan los muebles del pasillo…bien, creo que volveré a la cama.
Auuuch! Un golpe a la cabeza me despierta. Abro un ojo y veo a mi hermano con la zapatilla en la mano estrellándola en mi cabeza. -Hola Marc, ¿qué haces tan temprano? – Vamos, rápido, acompáñame al comedor que soy pequeño y no puedo abrir la puerta.
Poco a poco voy abriendo los ojos, levanto los brazos arriba y con la boca, bostezo. Abro la puerta del comedor, oh!
“Ring, ring”- suena el despertador. Qué rollo, ¡me ha cortado el sueño!
Los sueños, sueños son, pero me han hecho recordar que proyectar la ilusión de la noche de Reyes a nuestras vidas, nos hace ser mejores personas.
En Marvi 93 trabajamos con la ilusión de la noche de Reyes todo el año y deseamos disfrutar con vosotros.
Marvi 93
Cervelló, 4 de enero de 2017