En la cultura que vivimos, el café ha estado presente desde el S.XV cuando su cultivo se importó de América. Parece ser que sus orígenes se encuentran en África, en concreto, la actual Etiopía. Su consumo está extendido y a diferencia de otras partes de Europa, en nuestro país es sin duda el rey de las bebidas calientes, aunque es bastante frecuente tomar el producto en unas condiciones no demasiado adecuadas.
Fruto de los hábitos de consumo, la industria ha desarrollado unos procesos de mejora en la combinación de las diferentes procedencias del café. Todo empieza en el cafetal, seleccionando el grano en crudo. No menos importante es la posterior torrefacción ya que según el punto de tostado que le demos, conseguiremos la densidad, textura y color de la crema, óptimas para la degustación del café.
Variedades procedentes de Etiopía como la Arábiga y algunos tipos de Robustas, posibilita aromas y densidades con magníficas propiedades. También hay que tener en cuenta que influyen dentro de una misma procedencia factores como la composición de la tierra -donde son cultivados-, la altura, humedad, horas de sol, etc. Las plantas de Arábigo viven en alturas entre 800 y 2.000 metros y eso hace que la cafeína de este tipo de café sea muy baja – de un 1%- característica que permite una gran calidad y que sea altamente preciado. Los cafés Robusta se cultivan en zonas más bajas y secas, principalmente en África, Indonesia y Brasil y en el mejor de los casos tienen un nivel de cafeína del 3%.
El resultado de un buen café deviene de la mezcla de los diferentes tipos seleccionados con la aportación esencial de sus peculiaridades que en conjunto logran el resultado deseado.
Detrás de una aromática taza de café hay un trabajo complejo y cuidadoso.
A Marvi 93 apostamos por una clara elección de cafés de alta calidad y equilibrados, con contrastes marcados de chocolates, cítricos, trasfondo de caramelo, etc., para que nuestros clientes disfruten del más delicado de los sabores.
Marina Díaz, Marvi 93
Cervelló, 5 de febrero de 2015
